15 de mayo de 2017

VIDA Y MUERTE DE UN CICLISTA

(A todos aquellos que se han quedado en el asfalto o que han sufrido algún accidente con su bicicleta provocados por un tercero imprudente)

Sí, me refiero esas personas que nos desplazamos sobre una bicicleta por tu (nuestra) ciudad o tus (nuestras) carreteras. Esas personas sobre las que descargas tu ira, tu estrés y tu falta de educación,  que querrías erradicar de la faz de la calzada –o de la tierra según algunos de vosotros–. Cruzarte con nosotros te provoca ese ataque de bilis que te amarga el día. Te hace aflorar  tu instinto más animal del depredador que, subido a su vehículo metálico de gran tonelaje, está por encima del bien y del mal. No hay quien te pare, pasas por donde quieras y cuando quieras, ¡eres el rey del asfalto!
 Si esta introducción te ha hecho hervir la sangre mejor que hoy no cojas tu coche ya que puedes ocasionar una catástrofe. Estás empezando a mutar hacia tu lado más peligroso y puedes hacer daño a alguien.
A los demás –espero que la mayoría, aunque cada vez soy más pesimista en este sentido– os pido sensibilidad, precaución y sentido común –también al colectivo ciclista, por supuesto–. Detrás de cada persona que decide utilizar una bicicleta hay tantas historias como usuarios. Todos tenemos familias, nuestros problemas y nuestras ganas de vivir. La bici nos ofrece una sensación de libertad difícilmente entendible por quien no lo ha experimentado. Por la ciudad, por la carretera o por el campo, sentir el aire en tu piel mientras te desplazas realizando un esfuerzo gracias a tus propias energías aporta un bienestar que recomiendo experimentar a todo el mundo. La vulnerabilidad hace que estés alerta de lo que te rodea lo cual supone implicarte con tu entorno, algo muy olvidado en la sociedad actual. De manera individual o en grupo, detrás de cada pedalada se mezcla, cual fórmula de alquimista, salud, alegría, sufrimiento, placer, ilusión, diversión y unas gotitas de ecología. Toda una contribución de energía positiva a este mundo endiablado.
Noto y comparto la rabia que sienten los amigos del CDC La Vereita –con los cuales he disfrutado de una preciosa ruta familiar por la Bahía de Málaga este fin de semana– tras las terribles noticias que se están sucediendo estos días con los tres fallecidos en Oliva, la muerte de Scarponi o el atropello múltiple de Tarragona. Y es que ellos mismo has sufrido entre sus socios accidentes que les han dejado importantes secuelas. Dando fe de la tensión que se vive, en la ruta mencionada, donde participaban niños, en un cruce, un señor conductor (lo más seguro que incluso padre de familia), intentó cruzar por en medio del grupo porque..., porque le daba la gana.
Son este tipo de actuaciones las que hay que corregir, las que debemos transformar mediante la educación, el respeto y la sensatez. Hacer ver a la sociedad que estamos para convivir y que todos tenemos nuestros motivos para disfrutar o incluso para tener un mal día, pero no podemos por ello obviar a los demás y pasar por encima. Por muy tópico que parezca los españoles somos impetuosos, prepotentes e irresponsables, y canalizar todo esto va a ser muy, pero que muy, complicado. Mientras pasan generaciones que diluya esa “mala leche” recomiendo prudencia y buen rollo, respirar tres veces antes de responder, y siempre que se preste, dar las gracias o pedir perdón.  Claro que esto mientras se pueda interactuar con el otro ya que si viene puesto de todo, borracho, trasnochado o simplemente despistado con el móvil puede que no haya ocasión más que para las lamentaciones. 
No me puedo olvidar de la Administración a la que hay que seguir pidiéndole que invierta en infraestructuras seguras para los ciclistas ya que cada vez somos más los usuarios y una apuesta segura para mejorar la calidad de vida de las ciudades.  No nos contabilicen como votos sino como vidas humanas.

Espero conciudadano haberte tocado al menos por unos minutos tu conciencia y veas a los ciclistas como a tu amigo, tu vecino o tu familiar que sale a dar un paseo y quiere que sea algo maravilloso, no una ruleta rusa en la que no sabe cuándo te tocará la bala.

Arturo Reque
Arquitecto
Presidente Asociación Marbella ByCivic

1 comentario:

miguel "doramare" dijo...

Enhorabuena compañero. Fue un placer pasar un buen rato de bicicleta juntos por la Bahía de Málaga.